TRANS ALLEGHENY; EL MANICOMIO DEL HORROR

En lo profundo del corazón de Virginia Occidental (Estados Unidos), rodeado de amplios terrenos y prados verdes, se alza un enorme y hermoso edificio con un campanario central. Ahora abandonado, una vez albergó el hospital mental Trans-Allegheny, y se dice que en su interior, han acontecido atrocidades que dejaron huella en el edificio y la comunidad circundante.

El asilo, no siempre fue una instalación de pesadilla, de hecho, cuando se encargó a principios de la década de 1850, su concepción marcó uno de los primeros desarrollos esperanzadores para los enfermos mentales.

El edificio fue ideado por Thomas Story Kirkbride, un médico y defensor de los enfermos mentales que fundó lo que con el tiempo, se convertiría en la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.

Thomas Story Kirkbride.

Kirkbride se basó en los cimientos establecidos por Dorothy Dix, quien trató de alertar a la sociedad sobre los conceptos erróneos que regían entonces sobre la enfermedad mental, los cuales, eran que se trataba de una condición sombría e irreversible, cuyo único tratamiento, era a base de fuerza y ​​moderación física.

Dorothy Dix.

Algunas de las ideas médicas de Kirkbride, sin duda condujeron a un plan de tratamiento más humano y eficaz para los residentes de sus asilos, que cualquier otra práctica de la época.

Hizo hincapié en la importancia de la luz y el aire fresco, sugiriendo que los asilos se construyesen con pasillos largos, techos altos, muchas ventanas, y ventilación que permitiese la brisa cruzada.

También enfatizó en la libertad moderada de los pacientes mentales. En su opinión, se les debería permitir vagar tanto como fuera posible, así como encontrar estimulación para sus mentes. Él aseguraba que se comportarían mejor, si se les diera algo de control sobre sus propias vidas.

Sus ideas, inspiraron la construcción de 73 hospitales "Kirkbride" en todo el país en la segunda mitad del siglo XIX, incluido el Trans-Allegheny Lunatic Asylum.

Cuando abrió sus puertas en 1863, el Trans-Allegheny Lunatic Asylum fue rebautizado como Hospital Mental de West Virginia, y era todo un modelo de los ideales de Thomas Kirkbride.

Podía albergar a 250 pacientes, cada uno con su propia habitación.

Su arquitectura, presentaba ventanas abiertas, dando a los pacientes acceso a la luz natural y al aire fresco.

Los terrenos eran magníficos y sostenibles, incluida una granja en funcionamiento, una lechería, una instalación de agua, un pozo de gas, y un cementerio. Un complejo autosuficiente y de vanguardia, diseñado para que los pacientes, se sintieran como en casa.

Sin embargo, en 1881, todo cambiaría. Debido a un aumento en los diagnósticos de salud mental y al estigma que rodeaba la enfermedad, el Trans-Allegheny, encontró sus tranquilas instalaciones invadidas, albergando a casi 500 pacientes más de los que jamás imaginaron.

El hospital no pudo aguantar el ritmo y las condiciones de vida en él, comenzaron a decaer dramáticamente. Los pacientes estaban hacinados, a veces, cuatro o cinco de ellos en una habitación diseñada para solamente uno.

La granja y la lechería del complejo, originalmente diseñadas para abastecer a 300 personas, no pudieron satisfacer la creciente demanda que vino con el hacinamiento. Los pacientes comenzaron a sufrir desnutrición, lo que sólo agravó los problemas de salud mental.

En 1938, Trans-Allegheny tenía un exceso de capacidad seis veces mayor. Los pacientes del interior se volvían locos, y los enfermeros (en inferioridad numérica), luchaban por recuperar el control.

En la década de 1950, el hospital albergaba a 2.600 pacientes, más de diez veces la población para la que fue diseñado.

Para exponer las terribles condiciones en el interior, el periódico Charleston Gazette, envió un equipo de reporteros para investigar el funcionamiento interno del asilo. Lo que encontraron los dejó boquiabiertos.

Los pacientes, dormían en el suelo y en cuartos fríos, debido a la falta de muebles y calor.

El hacinamiento había provocado un exceso de trabajo del personal, lo que provocó un menor énfasis en el saneamiento. Las ventanas, una vez brillantes y transparentes, estaban cubiertas de suciedad, oscureciendo y enfriando aún más las habitaciones. El papel tapiz, se despegaba debido a la descomposición, y donde no se había desintegrado por sí solo, los pacientes lo habían arrancado.

Peor aún eran las condiciones de los propios pacientes. Aquellos a quienes los camilleros consideraban imposibles de controlar, eran encerrados en jaulas, en un intento de hacer más dormitorios disponibles para residentes menos preocupantes.

El asilo, también se había convertido en un campo de entrenamiento para las lobotomías experimentales, ya que Walter Freeman, el famoso cirujano y defensor de la lobotomía, la mostró como un método eficaz contra pacientes problemáticos. El doctor, llevó a cabo varias de esas prácticas en Trans Allegheny.

Walter Freeman.

A lo largo de su vida, Freeman realizó unas 4.000 lobotomías, dejando en ocasiones a pacientes perfectamente sanos, con daños físicos y cognitivos duraderos.

Su método de "picahielo", que consistía en deslizar una varilla delgada y puntiaguda como un picahielo en la cuenca del ojo del paciente y usar un martillo para forzarlo a cortar el tejido conectivo en la corteza prefrontal del cerebro, resultó en varias muertes.

Cuando cerró el asilo, una parte de sus terrenos se amplió para adaptarse a la nueva demanda; el cementerio.

El artículo publicado por el periódico la Gazette, impulsó un movimiento para cerrar el hospital, pero no fue hasta 1994, después de más de cien años de miseria, que el Trans Allegheny Lunatic Asylum, cerró sus puertas para siempre.

Actualete, el edificio una vez diseñado para la curación (aunque destinado a la destrucción), se encuentra en desuso. Las habitaciones, todavía conservan equipos médicos y muebles decrépitos, y hay sillas de ruedas en los pasillos.

Desde entonces, cientos de informes de actividad paranormal en el manicomio, han sido reportados. Gritos y voces incorpóreas, gente sombra, apariciones, y violentos ataques físicos, son sólo algunos de los fenómenos insólitos registrados en el siniestro sanatorio mental. Parapsicólogos e investigadores de lo paranormal (visitantes más frecuentes del edificio), han asegurado sentir la oscura presencia de los cientos internos que murieron en condiciones espantosas, así como haber captado grandes evidencias de carácter paranormal, en forma de vídeos, fotografías, y psicofonías (EVP).

Debido a semejante historial, la impregnación energética de este lugar, debería estar entre las más oscuras del planeta. Todo ese dolor, injusticia, abuso y desesperación, grabado a fuego en el enclave durante a los más de 100 años que estuvo en activo, hacen de este edificio un emplazamiento con gran susceptibilidad de ser acosado por los fenómenos paranormales. Multitud de pacientes con desequilibrios mentales, parecen ser ahora almas atormentadas y enfurecidas que se niegan a abandonar el recinto, y que no dudan en atacar a quienes osan adentrarse en el interior del hospital. Cientos de ataques físicos como arañazos, quemaduras, empujones, o mordiscos, ha sido reportados por algunos de los visitantes que se atrevieron a introducirse en abismal oscuridad de este lúgubre sanatorio.

Una cosa es segura; este edificio sirve como recordatorio de un pasado vergonzoso, y sin duda, es una llamada urgente para aprender de los errores y mejorar en el futuro.

Esperamos que la publicación le haya resultado de interés.

Cordiales saludos.

Oniria Misterio