¿Qué es?
Se denomina Síndrome del Miembro Fantasma a la sensación de que un miembro amputado, todavía está conectado al cuerpo, funcionando con el resto de este. Se puede sentir dolor, picor, disestesias, sensación térmica, etc.
Es muy frecuente en los
pacientes amputados, y está presente en el primer
mes tras la amputación hasta en un 90-100% de los
pacientes. Suele aparecer inmediatamente tras la amputación.
El dolor, es intenso y la sensación, se hace tan insoportable que muchos de los pacientes, piensan en el suicidio ante la terrible experiencia.
El dolor, es intenso y la sensación, se hace tan insoportable que muchos de los pacientes, piensan en el suicidio ante la terrible experiencia.
Lo más frecuente,
es que estas sensaciones ocurran tras la
amputación o pérdida de una extremidad. No
obstante, también pueden aparecer en otras situaciones
habituales, como la extirpación de
cualquier órgano, la pérdida de un seno, la extracción de un ojo, o la de un diente.
¿A qué se debe?
Dada la compleja naturaleza de este fenómeno, se han postulado diversas teorías a lo largo de los
años, en las que se intenta explicar su origen, tanto
en el sistema nervioso central como en el sistema nervioso
periférico o incluso, en una combinación de ambos.
Ramón y Cajal. |
En 1928, Ramón y Cajal, descubrió en el sistema nervioso periférico, la formación de un terminal bulloso con ramificaciones,
al que puso el nombre de neuroma.
Éste, crecía de manera desorganizada, y se encontraba
localizado a la altura del nervio seccionado en el
muñón. Años después, se confirmó que en el neuroma, se producían descargas nerviosas ectópicas
anormales de forma espontánea, sin desencadenante
identificado, o bien en respuesta a estímulos
externos (frío, calor…). Estas descargas nerviosas, podrían corresponderse con las sensaciones descritas
por los pacientes afectados. Por tanto, y
siguiendo esta hipótesis, la denervación producida
tras la sección del nervio amputado, parece generar
una hiperactividad neuronal periférica con repercusión en la corteza cerebral que se produce sensorialmente.
Aunque diversas teorías, atribuyen el origen
de estas sensaciones al sistema nervioso central.
La mayoría de las teorías contemporáneas para
explicar la génesis del miembro fantasma, se basan
en la existencia de una representación corporal
asentada en la corteza cerebral, que subyace, y
modifica la percepción de nuestra propia corporalidad.
Esto, fué confirmado a mediados del siglo
XX por Penfield y Rasmussen, quienes demostraron
la existencia de un mapa cortical con representación
corporal, llamado homúnculo.
Posteriormente, técnicas de registro electrofisiológicas, e imágenes funcionales cerebrales, comprobaron
cómo la desaferentación y la amputación
nerviosa, producían cambios en la organización
funcional del homúnculo. Ante la ausencia de estímulos
externos. tras la amputación,
parece que el córtex somato-sensorial, genera por
su cuenta y de manera autónoma, sensaciones que
el cerebro, considera apropiadas, y que pueden corresponderse
con las sensaciones de miembro fantasma
que los pacientes relatan.
V.S. Ramachandran. |
Otra hipótesis relacionada con la propuesta anteriormente, es la sugerida por V.S. Ramachandran, quien sostiene que la estimulación de áreas lejanas en la somatopía, pero cercanas al homúnculo cortical (como las manos, mejilla, genitales, pie, etc), pueden activar el área del homúnculo correspondiente a la región desaferentizada, utilizar sensaciones de otras partes del cuerpo, y evocar de esta manera la sensación de miembro fantasma.
Existen más explicaciones alternativas, como la Teoría de la Neuromatriz de Melzack, según la cual, existe una
matriz neuronal sustentada por una red de neuronas
especializadas, cuya sinapsis y distribución por
determinadas áreas cerebrales, está determinada genéticamente, y modelada por los impulsos nerviosos
activados durante la vida de cada sujeto. Todo
ello, parece generar la memoria somato-sensorial
del individuo, responsable del dolor del miembro
fantasma tras la amputación de la extremidad o
del miembro. En el caso de que esta matriz se encuentre
activada en ausencia de información sensorial
periférica, generará la sensación de presencia
del miembro amputado. De esta manera, el
estado somato-sensorial previo a la lesión neural, condicionará el estado sensorial del miembro fantasma,
lo que explica el hecho de que se observe
con mayor frecuencia la sensación dolorosa de
miembro fantasma en pacientes que presentaban
dolor o lesión neural previa a la amputación, o en
pacientes con un mal control del dolor previo a la
amputación.
El dolor, la ansiedad y el estrés presentes antes de
la amputación, la intensidad del dolor, la existencia
de estímulos nerviosos complejos en relación
con el mismo, y
el tiempo transcurrido entre el comienzo del dolor y
la amputación del miembro (a menor tiempo, mayor
probabilidad), son factores que pueden influir
en el desarrollo de una memoria somato-sensorial
responsable de la perpetuación del dolor.
Por otra parte, existen factores que incrementan
las posibilidades de desarrollar un síndrome
de miembro fantasma, como pueden ser:
*infección de la herida de muñón.
*reducción local del flujo sanguíneo.
*tensión en el muñón.
*edema, sangrado y formación de hematoma.
*dolor existente previo a la amputación.
*situaciones estresantes.
*daño previo en la médula espinal o nervios periféricos que abastecían al miembro amputado.
*infección de la herida de muñón.
*reducción local del flujo sanguíneo.
*tensión en el muñón.
*edema, sangrado y formación de hematoma.
*dolor existente previo a la amputación.
*situaciones estresantes.
*daño previo en la médula espinal o nervios periféricos que abastecían al miembro amputado.
También, se ha observado en los pacientes con dolor
del miembro fantasma, alteraciones de la temperatura
en el miembro residual, comparada con
pacientes no amputados. La disminución del flujo
sanguíneo en la extremidad amputada, produce
un descenso de su temperatura. Su enfriamiento, aumenta las tasas de activación en las terminaciones
nerviosas residuales del muñón. Además, la relación
entre la tensión muscular y el dolor, parece
estar mediada también por la disminución del flujo
sanguíneo superficial que se produce al aumentar
la tensión muscular local. Un dato que apoya este hecho, es que
el dolor de miembro fantasma, disminuye con intervenciones, como el bloqueo simpático o la simpatectomía,
dos maniobras que aumentan el flujo
sanguíneo.
Con el paso del tiempo, la sensación de miembro
fantasma tiende a ir decreciendo, y finalmente
a desaparecer. Aunque en ocasiones, es posible
que no desaparezca nunca. Cuando persiste durante
años, puede aparecer de manera intermitente
bajo determinadas situaciones. La persistencia
del dolor, se considera un factor de
mal pronóstico, indica menores probabilidades
de tratamiento, y una peor evolución.
El diagnóstico, se basa en una correcta valoración
de los criterios clínicos y los antecedentes previos.
Un tratamiento temprano, mejora el pronóstico
y las posibilidades de éxito terapéuticas.
Se pueden utilizar maniobras locales para disminuir el dolor, tales
como movilizar y ejercitar la parte restante de
la extremidad, mantener caliente la zona del muñón,
realizar suaves masajes locales o, en caso de
presencia de edema, aplicar un vendaje elástico o
media de compresión.
En la actualidad, el tratamiento de dolor de
miembro fantasma, sigue constituyendo un reto
médico, ya que, a pesar de las múltiples alternativas
terapéuticas existentes, y las diferentes técnicas
analgésicas y anestésicas desarrolladas, sigue siendo
un problema de difícil tratamiento. Los medicamentos
utilizados con el fin de eliminar o reducir el
dolor de miembro fantasma, son múltiples y variados,
e incluyen analgésicos débiles y fuertes, antiinflamatorios,
antidepresivos, anticonvulsivos, neurolépticos., etc. Su combinación es frecuente, y sus dosis, varían en función del paciente y de su evolución. Tambié se utilizan técnicas de estimulación nerviosa,
como la eléctrica transcutánea (TENS), la
estimulación magnética transcraneal, o la estimulación
de la médula espinal. Los tratamientos basados
en la estimulación nerviosa y la reorganización
cortical, pueden beneficiar a pacientes que sufren
dolor fantasma,
pero posiblemente, sean insuficientes cuando predominan
los factores periféricos o locales.
Y con esto, finaliza el artículo de hoy. Esperamos que su contenido, te haya resutado grato y de interés. Muchas gracias por leernos. Nos despedimos hasta la siguiente publicación.
Cordiales saludos.
Oniria Misterio
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