¿Quien era Jim Jones?
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Jim Jones. |
Su secta
Mientras que Jones lo llamó "una iglesia", en realidad, era más bien su versión de una comuna marxista, con un puñado de referencias cristianas con las que adornaba sus sermones. El Templo del Pueblo se convirtió en un culto donde se exigía una seria dedicación (y apoyo financiero) por parte de sus miembros.
Ya desde el inicio rechazó al racismo, dando a sus seguidores negros un tratamiento similar al de sus feligreses blancos. Al mismo tiempo, mostraba su adhesión al comunismo y su admiración por el autoritarismo, exigiendo obediencia ciega a sus seguidores.
Dirigía programas sociales y médicos para los necesitados, incluyendo un comedor gratuíto, rehabilitación para drogadictos, y servicios de asistencia legal. El mensaje de Jones de "igualdad social y justicia racial" atrajo a un grupo diverso de seguidores, incluídos jóvenes idealistas que querían hacer algo significativo con sus vidas.
Sus primeras acciones, fueron en apariencia nobles. Algunas iglesias cristianas protestantes, lo repudiaron por su afiliación comunista, y Jim, no puso la otra mejilla; insultó a la Biblia y se proclamó "una divinidad no menor que Jesucristo".
A mitad de los 70, había logrado reclutar para su secta a 6000 fanáticos, la mitad de ellos, negros.
Mientras que la congregación de Jones iba creciendo (las estimaciones en 1977 estaban en 20.000 miembros), comenzaron a surgir informes negativos sobre el hombre al que sus seguidores llamaban "Padre". Los ex miembros de la secta, declararon que los obligaron a abandonar sus pertenencias, sus hogares, e incluso, la custodia de sus hijos. También contaron que los golpearon, y que Jones organizaba falsas curaciones de cáncer.
La fama de Jones y su secta, trajo consigo un gran seguimiento de los medios de comunicación. Sus relaciones políticas, se volvieron más complicadas. Se preocupó de que su estado religioso, exento de impuestos en Estados Unidos, fuera revocado. También se volvió cada vez más paranoico con respecto a los servicios de inteligencia del país. Así que, en 1977, migró de nuevo con su pueblo, esta vez, a un asentamiento que había estado construyendo desde 1974 en la nación sudamericana de Guyana. Lo llamó Jonestown, y prometió construir una utopía socialista en su nuevo emplazamiento. Pero la realidad, no sería tan agradable.
La Masacre
Los adeptos, siguieron a Jim Jones desde Estados Unidos hasta la selva de Guyana, donde, según la doctrina de salvación de su líder se edificaría un paraíso en la Tierra, lejos de Estados Unidos y de la sociedad capitalista. Jones, sobornó al gobierno de Guyana y se hizo con una amplia propiedad rural en la que levantó Jonestown, albergando a casi 900 seguidores de su doctrina llegados desde Estados Unidos.
Hacía tiempo que Jim Jones, había creado una atmósfera de miedo y permanente amenaza externa en su grupo. Comenzó a fomentar entre sus adeptos una sensación de fin de mundo, sosteniendo que el Apocalipsis estaba cerca, y que el Anticristo estaba encarnado en el capitalismo, el cual, ansiaba destruir el Templo del Pueblo.
Hasta los niños, eran obligados a producir desde las siete de la mañana, hasta las seis de la tarde, expuestos a temperaturas nunca menores a los 38 grados, además de la terrible humedad de la selva. Sólo eran alimentados con arroz y legumbres. Un anémico y permanente menú que Jim, su mujer y sus tres hijos, eludían como una condena. Jones y su familia, comían lo mejor que producían la tierra y el ganado.
Confiscó a sus adeptos los pasaportes y medicamentos. Algunos ex miembros de la congregación, relataron que estaban plagados de mosquitos y enfermedades tropicales, así como que había guardias armados que patrullaban el complejo en medio de la selva.
Los desobedientes y los que desfallecían, eran encerrados largas horas en cajas de madera donde apenas cabían. Y para los niños que cometían infracciones o se portaban mal, estaba el Hoyo de Tortura, donde los arrojaba de noche, diciéndoles que en el fondo había un horrible monstruo.
En noviembre de 1978, viajó a Guyana el congresista estadounidense Leo J. Ryan, acompañado de periodistas. y algunos disidentes de la secta, con el fin de acudir a Jonestown para comprobar si algunos feligreses de Jones, deseaban abandonar la secta. Ryan quería investigar también si eran ciertas las noticias sobre abusos sexuales de mujeres de la secta por parte de Jones, palizas a los descontentos, explotación laboral, esclavitud y torturas a los niños.
Aquí hay gente que cree que esto es lo mejor que jamás le haya pasado en la vida, afirmó Ryan. Sin embargo, a la mañana siguiente, 18 de noviembre de 1978, antes de que Ryan regresara, el ambiente cambió.
Un grupo seguidores, pidieron abandonar la comunidad junto con Ryan. El reverendo Jones, lo consideró una traición intolerable. ¡No pueden irse, ustedes son mi pueblo!, les gritó Jones con desesperación a los que querían irse.
Cuando se percató de que el grupo de los descontentos se retiraban hacia la pista de aterrizaje para seguir a Ryan, un miembro de la secta atacó a Ryan con un cuchillo, y los hombres de confianza de Jones, abrieron fuego contra el político y sus acompañantes mientras se disponían a abordar un pequeño avión.
Cinco personas fueron tiroteadas, algunas de ellas a quemarropa. Los seguidores descontentos, fueron obligados a volver a Jonestown.
Esa misma mañana del 18 de noviembre, Jones reunió a los líderes de la congregación, y advirtió que tras el asesinato del congresista Ryan, las fuerzas del fascismo destruirían inevitablemente al Templo del Pueblo, por lo cual, ordenó ese mismo día el suicidio masivo de todos los integrantes de la secta que se encontraban en Jonestown.
En una macabra procesión, las secretarias y enfermeras, aparecieron con frascos llenos de cianuro mezclado con zumo de uva.
Los más jóvenes, fueron los primeros en morir, ya que los padres y enfermeras, usaron jeringuillas para dejar caer una potente mezcla de cianuro, sedantes y polvos de jugo de fruta en las gargantas de los niños. Según los informes, Jones obtuvo una licencia en algún momento anterior, gracias a la cual, se le permitió almacenar cianuro.
Después, los adultos formaron filas para beber la solución envenenada mientras guardias armados, rodeaban el recinto. Todos los adeptos tomaron su dosis, se desplomaron, y posteriormente, murieron entre horribles dolores. Jonestown, fue un escalofriante coro de gritos y alaridos, que pasó a quedar en un silencio sordo, alfombrado con más 900 cadáveres. Entre ellos, 200 niños y bebés. Sólo sobrevivieron tres de sus hijos adoptivos: Stephan, Jim Jr. y Tim, ya que estaban en Georgetown (la capital de Guyana) con el equipo de baloncesto de la congregación.
Jim Jones, no quiso morir con el fuego del cianuro en las entrañas. Prefirió el fuego de escopeta, y con ella, se quitó la vida, dejando tras de sí la autoría de uno de los suicidios en masa más grandes de la historia. Tenía 47 años.
Repercusión en la cultura popular
En 1980, se comenzó a retransmitir Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones (también llamada The Mad Messiah), una miniserie de televisión sobre el Templo del Pueblo de Jim Jones y su suicidio en masa. La serie, a su vez, está basada en el libro de Charles A. Krause, titulado Masacre de Guyana: El relato del testigo ocular.
También existe una famosa película que narra la masacre masiva de Guyana, llamada Guyana, el crimen del siglo. Se dice que es bastante fiel a los verdaderos hechos.
Cordiales saludos.
Oniria Misterio.
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